En cada encuentro son varios los momentos en los que abrimos círculos de palabra. Quizá, para nosotras, sea la parte más especial del rato que compartimos juntas.

En ellos, cada mujer se concede el permiso de estar presente a través de la palabra, hacer uso de su voz abriéndose a otras (y a ella misma) en un acto tremendamente generoso. En ese espacio sagrado se respira incondicionalidad y la transformación que esta trae consigo.

Mientras tanto, el resto sostiene con máximo respeto y apertura. Una red invisible y luminosa parece que se trenza entre unas y otras, pues nunca falta la mirada atenta y emocionada o la mano que se estrecha buscando regalar confianza y validación.

Durante el círculo de palabra, los silencios también se abrazan, como la sensación tan común de no hallar la forma de materializar todo lo que se mueve dentro. En ese instante, todo está bien. Todo es válido. No hay nada que resolver. No es necesario cambiar nada.

Qué similares pueden llegar a ser todos los personajes que nos habitan y qué medicinal comprender que no estamos solas ❤️.

Fue un Círculo muy íntimo el que facilitamos el 28 de enero en el espacio de @lili.tadasana, en Granada.

Las palabras con más presencia fueron tranquilidad y paz.

Gracias por compartiros. Sois un regalo.

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